El Caso Doe Run en el Perú
Buscando prevenir un mayor desastre.
Buscando prevenir un mayor desastre.
En un trabajo sobre la globalización de la economía y el trabajo en el contexto Europeo, Hans-Peter Martin y Harold Schumann (1996: La trampa de la Globalización. El ataque contra la democracia y el bienestar) describen como la competencia por inversiones y generación de empleo llevan a los Estados a flexibilizar sus normas de economía y a adaptarse a las condiciones de empresas poderosas transnacionales. Los autores cuestionan que el Estado esté perdiendo su rol tuitivo y Ius Imperium, dando paso a un superpoder de ciertas empresas privadas.
La experiencia de la empresa Doe Run parece indicar, en extremo, la misma realidad en el Perú. La ampliación por tercera vez de plazos para el cumplimiento del Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) de la empresa en sus actividades metalúrgicas-mineras en La Oroya, muestra qué tan débil es el Estado Peruano en una situación tan compleja que pone en riesgo la vida de miles de niños y población en general contaminados por dichas actividades.
Ciertamente que el origen del problema del medio ambiente no pertenece a la empresa en cuestión. La Oroya se ha venido contaminando gradualmente desde que otra empresa transnacional (Cerro de Pasco Cooper Corporation) y luego el propio Estado a través de una de sus empresas estatales (Centromin Perú) no pudieron mitigar los efectos contaminantes de la actividad empresarial. Pero desde el año 1997, Doe Run asumió un compromiso que incluyó beneficios económicos a su favor y el cumplimiento del PAMA, lo que lleva a pensar que si no cumplió este último tampoco debió beneficiarse económicamente.
Una nueva prórroga de 20 meses, según la comisión gubernamental, o de 36 meses, según el plazo fijado por la misma empresa, no muestra sino que nuestros actuales gobernantes son exageradamente flexibles o parcializados para renegociar convenios de estabilidad empresarial en contextos de crisis. Las amenazas de paralización de actividades y generación de desempleo fuerzan a esta exagerada flexibilidad del gobierno central. Sin embargo, siempre caben otras alternativas: ¿Por qué no se fomentó, desde la segunda prórroga al menos, que otra empresa o grupos de empresas sustituyan a Doe Run en caso no cumpla con sus compromisos?
El caso Doe Run es lamentablemente otro ejemplo de ineficiencia en la gestión gubernamental que pone en evidencia la debilidad del Estado frente al poder de las empresas transnacionales. Se prioriza el desarrollo económico al desarrollo humano, pero más aún se pone en riesgo vidas y medio ambiente, generando la amenaza de un desastre humano mayor.
(Lima, 18 de septiembre de 2009)
[1] Profesor Principal de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Abogado, Master en Ciencias Sociales y PhD. in Laws. El autor agradece a los alumnos del curso Temas de TGD enfoque Derecho y Desastres de la PUCP por su discusión del tema en clases.
infórmese mejor es la segunda ampliación, las causas fueron la crisis que golpeó a los paises más poderosos y lamentablemente, el precio de los metales cayó. La contaminación ha descendido comparado a lo que ocurria en la época de ex empresa Centromin Peru. La Oroya es saludable con gente inteligente, con jóvenes triunfadores y ganadores de grandes competencias. Ese cliché de la ciudad más contaminada del mundo la pintaron las Ongs ambientalistas. En la última visita que efectuó Black Smith no le quedó otra que reconocer que si hay cambios y avances. Si usted antes de opinar visite la Oroya para que no sea uno más de lo que opinan, de lo que dicen los demás, porque hasta ahora pocos son los que han venido y se han dado con otra realidad, muy distinta a la que nos pintan. Sabe la Oroya es prototipo del respeto al medio ambiente y con ese último proyecto que le falta cumplir a la empresa por lo cual el gobierno le amplió el PAMA se solucionará definitivamente el tema de las emisiones al medio ambiente. Sin embargo que le quede presente que una contaminación de suelos de 87 anos generado por las anteriores empresas que operaron como la Cerro de Pasco y Centromin es responsabilidad del gobierno se llama el PAMA 4. Por ello, infórmese y luego diga la verdad más no se bae en simplicidades y falsas percepciones.
ResponderEliminarComparto las opiniones vertidas por el autor, ya que es muy cierto que el estado pone en juego la inversión extrajera y el desarrollo y cuidado de la población. Por un lado pretende ser flexibles para atraer el capital extranjero, pero desconoce a la vez la realidad de las personas de que viven directamente los efectos de aquellas inversiones. Es lamentable que la Oroya, sea considerada como una de las ciudades más contamiandas del mundo. En Europa se la conoce muy bien desde el punto de vista de contaminación ambiental. El gobierno no debe perder su fuerza de ley para poder así controlar la conducta, sea de la persona común, como de las empresas. Dentro de esta dicotomía, se debe antes de hablar de competitividad, se debe de hablar de solidaridad, para sí no dejar d elado el capital humano. El comentario que me precede, es sin duda de un trabajor minero de allí, que debe contar los tres plazos reales que se dió a Doe Ram, el primero recien al momento que ingresó y, luego las prórogas que solicitó.
ResponderEliminarLima.
Particularmente considero que el Doctor de la Católica tiene razón al mencionar que el Estado está siendo demasiado débil con las empresas mineras. Lo que el Estado peruano necesita, es la actuación de políticas sostenibles, y no las que en este momento está utilizando.
ResponderEliminarLa gente de la Oroya no ha pensado aún (eso es lo que parece)en lo que se le viene a sus futuras generaciones. Si se extrae todos los recursos que este pueblo puede dar, ¿De qué va ha vivir más adelante?, es que acaso no se dan cuenta. Reaccionemos y pongámosle un pare a esto, debemos dar a entender a los gobernantes que sólo de oro no se vive, protejamos la naturaleza, y que el gobierno no ocasione otro baguazo.