miércoles, 3 de marzo de 2010

La culpa es de los hombres, no de las leyes

Por: Jorge Avendaño

Los últimos acontecimientos ocurridos en las instituciones del sistema de justicia han dejado perpleja a la ciudadanía y a la prensa. El Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) probablemente encabeza la lista. Pero el Poder Judicial también está allí, incluido su Consejo Ejecutivo, a pesar de los esfuerzos de su presidente por hacernos creer que nada ocurre, esfuerzos que han culminado con su pedido de la renuncia de todos los miembros del CNM, lo cual concluyó finalmente con un gran abrazo.

No interesa ahora referirse a los graves hechos ocurridos, que por lo demás son de todos conocidos. Debemos analizar, creo yo, cuál es la causa de la crisis y cómo se podría resolver.

Me pareció escuchar al presidente del Poder Judicial decir en televisión que no se trata de un problema de personas sino del sistema. En otras palabras, los hombres habrían cumplido con su trabajo, pero la organización legal de las entidades, el Poder Judicial y el CNM, no permite que se alcance lo que todos deseamos: una justicia independiente, honesta y rápida. Discrepo radicalmente.

El Poder Judicial es deficiente porque sus miembros lo son, salvo excepciones desde luego. Y la razón es muy simple: la clamorosa crisis de la educación legal. ¿De dónde salen los jueces? De las escuelas de derecho y estas son muy numerosas, no tienen control alguno e imparten, en su gran mayoría, una enseñanza lamentable. La educación en general, y la legal en particular, se ha convertido en un negocio, de lo cual resulta que lo mejor es tener muchos estudiantes que paguen bien y gastar lo menos posible.

Se reclama que la Corte Suprema, el CNM y el Tribunal Constitucional convoquen a los mejores juristas. Pero esto es pedirle peras al olmo. Los mejores juristas no están dispuestos a ser manoseados, a soportar a veces presiones políticas y a ganar una remuneración que no se compara con la del sector privado. En las circunstancias actuales las instituciones del sistema judicial simplemente no tienen capacidad de convocatoria.

Por otro lado, se dice que el sistema no funciona bien y que requiere reformas. No dudo de que algo de esto es verdad, pero no debemos olvidar —y esto no se ha mencionado últimamente— que la Ceriajus (Comisión Especial para la Reforma Integral de la Administración de Justicia) hizo recomendaciones muy concretas, que simplemente no se han cumplido.

La Ceriajus trabajó esforzadamente durante seis meses. Aproximadamente 80 personas colaboraron con ella. Sus miembros representaron a todas las instituciones del sistema, al Ejecutivo, al Congreso e incluso a la sociedad civil. ¿Qué pasó después de este despliegue de actividad? Simplemente nada. Allí está el informe de la Ceriajus que nadie implementa. Y hay que decirlo con claridad: quien se opuso a su aplicación fue la Corte Suprema. Concretamente se cuestionaron tres de sus conclusiones: primero, la reducción del número de supremos a once, con una sola sala y que la suprema actúe como verdadero tribunal de casación y no como tercera instancia; segundo, que la sala plena de la suprema no sea órgano de gobierno y, finalmente, que el CNM tuviese dos salas, una encargada de los nombramientos y la otra del control de todos los jueces y fiscales.

Que no se diga entonces que necesitamos una comisión para estudiar la situación del sistema de justicia. Ya fue estudiado y nadie hace nada, ni el Ejecutivo, ni el Congreso ni la propia Corte Suprema. Como me decía un viejo profesor: “Cuando quieras que algo no se resuelva, nombra una comisión…”.

Publicado en: http://elcomercio.pe/impresa/notas/culpa-hombres-no-leyes/20100303/422156

2 comentarios:

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