martes, 2 de junio de 2009

Viaje a un caserío serrano y costeño

Las letras que a continuación se leen, no tratan ser más que una simple narración de un viaje, y una reflexión muy personal de las realidades que suceden muy cerca de nosotros y alejados a vez.

En la imaginación de casi todas las personas de la ciudad, por así decirlas, se imaginan al hablar del campo a unos parajes que verdes, llenos de animales, de una felicidad interminable y que casi siempre sus fantasía se transportan hacia esos parajes, para que por lo menos en su imaginación puedan relajarse de una vida tan llena de complicaciones - uy si! Que complicaciones del día pensar en la ropa que hoy va a lucir, la película que quiere ver, etc. -. Al pensar en los pobladores de la zona la mayoría de la gente citadina, cree que ellos son felices y alegres por vivir ahí y se vuelven más contentos aún, cuando, la gente de la ciudad los visita y, estos últimos llegan algo excitados al ver que los terrenos de los campesinos son más grandes que sus casa de ciudad, -“estos cholos tienen plata, ve tanto terreno, y sino lo tienen es por que son ocioso, además mira las fiestas que se hacen, el campesino es vivaso, lo que pasa es que se hacen los sonsos” dicen la mayoría de citadinos- Ellos tienen animales y tienen una gran extensión de terreno y es a causa de ello que desde tiempos coloniales sus tierras y fueron deseadas por personas de fuera de su entorno para aprovecharse de la buena voluntad del campesino y poco a poco ir desplazándolo a ocupar las peores tierras de las zonas, para ellos sólo hay que fijarse donde quedan las antiguas haciendas y donde quedan las casas de los campesinos. Entonces hablamos de dos realidades que muy brevemente he mencionado, la visión de un campo lleno de buenaventuras de naturaleza y el campesino desplazado, en ambos casos juzgados por las crueles e injustificadas raciocinios acerca de su personalidad hacia el trabajo y sus vicios; estas visiones tienen un panorama general del campo lleno de prosperidad pero con gente incapaz e inútil, que mi modo de ver es totalmente equivocado, pues lo que a continuación escribo hará conocer la vida de un campo más real, que a la vez como toda la zona rural del país está alejado, pobre y que ningún citadino quisiera conocer.

San Ana es un caserío del distrito de San Benito, perteneciente a la provincia de Contumazá, ambos enclavados en la cordillera occidental del Perú, en línea recta desde la ciudad de Cajamarca es de 49 Km, pero en la línea del desarrollo, comparándola con Cajamarca, mucho más de lo que pueda contar. La salida de Cajamarca hacia el pueblecito de Santa Ana, nos hace necesario recorrer varias sociedades de diferentes estratos sociales, recorriendo así San Juan, Choropampa, Magdalena, Chilete, los mismos pueblos que se recorre para viajar a las ciudades de la costa, en estos pueblos se puede distinguir desde la cultura serrana de Cajamarca hasta la cultura serrana acriollada e los pobladores de Chilete, pero aún así, muy a su estilo comen sus mangos en su plaza de armas y se visten de una manera entre serranos y costeños un panorama general de lo que nos muestra el Perú aprofundizado. El viaje hasta ahí es tranquilo, pero el cambio de geografía y de gente comienza a percibirse con más intensidad desde el famoso distrito de Chilete. Para ir a la provincia de Contumazá se va por la carretera de la derecha de la ciudad de los Serranos Acriollados, en el buen sentido de la palabra, no es difícil de encontrar pues es la única carretera que se encuentra a la derecha de ciudad. Ahí comienza la travesía cansada, ardua y polvorienta; la carretera ya no es asfaltada, es de tierra, el paisaje es seco deprimente en cual se impregnan los colores amarillentos y arenosos pero que nuevamente se cuajan con el paisaje de sierra de la provincia del cóndor (Contumazá) Al subir desde Chilete a Contumazá recorre unos pueblecitos muy singulares y en el cual en uno de ellos se encuentra una iglesia de I siglo atrás aproximadamente. El rostro de la gente de la zona de cuaja con el color del sol y de la tierra, además tienen los mismos surcos que tiene la mama pach´a por falta de agua, el camino cada ves se torna nuevamente frio y lleno de curvas por la misma geografía accidentada que tiene esta parte del país, es en este camino que recuerdo… hay golpes en la vida / tan fuertes/ yo no sé… pues los golpes que uno recibe al viajar por esa carretera no son necesariamente de un Dios, que por lo menos les da la esperanza, sino golpes de un estado ineficaz representando por gobiernos regionales y municipales ineptos que ni siquiera pueden arreglar bien una carretera.

Al seguir subiendo se comienzan apreciar los primeros cultivos de la zona, como lo es el mango, la yuca, camote y más arriba ya se encuentra el trigo, papa, olluco, etc. Al llegar ya a la provincia de Contumazá uno encuentra a una ciudad muy antigua, en su arquitectura, además con unas pendientes muy pronunciadas que en épocas de lluvia se pueden convertir en unos riachuelos peligrosos. - El viaje no termina ahí, se tiene que seguir – existen dos rutas para llegar al caserío de Santa Ana, pero las dos son vías que verdaderamente son una proeza atravesarlas. En este viaje elegimos la más corta, y que increíblemente pasamos por parte de la región de la Libertad, en su provincia de Gran Chimú y por la ciudad Cascas, esta última ya es parte de la costa peruana.

Al llegar al caserío de San Ana, uno nota a primera impresión de la decadencia del pueblo desde las sombrías y extrañadas caras de los habitantes que se quedan curiosos para ver quien ha llegado al pueblo, cuando uno llega, puede hasta pensar que es un pueblo feliz que no le falta nada y a la vez privilegiado por estar tan cerca de la costa, pues a solo 3 a 4 horas se encuentra la ciada de Trujillo, pero a decir verdad que equivocados están. El pueblo de Santa Ana es un pueblo no tan antiguo pero si con mucha historia desde los habitantes preincaicos hasta nuestra época pues por ese pueblo de color desierto, que en verdad es muy seco y casi una hazaña lograr sembrar tan sólo en época de lluvia, pues en lo que respecta en la mayoría del año lo único que se ve en las praderas de este caserío son sembríos de piedras contrastados con un polvo que nos envuelve en un manto de calor que nos hace adormecernos y hundirnos en lo más profundo de nuestro ser. Este calor apesadumbrado parece calar en la cultura de los pobladores que de alguna manera los entorpece para realizar faenas de trabajo con proyecciones futuras, para vence a los bajos índice de desarrollo que tienen. La cultura santanera, por así decirlo, esta aislada de la cultura de donde provienen, de alguna manera despreciándola y deseando ser una cultura mejor, sin saber que no hay culturas superiores a otras; para describirlo mejor podemos decir que desprecian a la cultura serrana, quien sabe es por sus rasgos físicos caucásicos, pero a la ves son despreciados por la cultura que desean ser, pues sus costumbres tienen rasgos serranos. Esta subcultura aislada por todos los relacionados a ella, no merece un juzgamiento apresurado, sino más bien un análisis comprensivo, dando apreciaciones que de alguna manera ayuden a enfocar mejor problemas que tiene esta cultura. La economía de este caserío no se puede calificar de extrema pobreza pues en la escala de economías rurales se encuentra en el nivel de poder vender sus productos a terceros, pero como ya mencioné antes las cosechas solo se dan con suerte una vez al año, estos parajes que alguna vez fueron muy prósperos hasta ser camino de herradura de Cajamarca hacia a la costa son ahora olvidados casi por completo de la institución que se llama estado y que ni siquiera su Ius Imperio se digna a llegar a estos sitios, muchos proyectos se cuenta que han llegado hasta este caserío, todos estos proyectos fueron de estructura material, lo cual no es malo, pero si la gente tiene un gran déficit en su propia estructura personal y política, como se espera que este pueblo se logré desarrollar con proyectos colectivos si los principales beneficiarios son muy individualistas. Pero no podemos juzgar a este pueblo, pues casi en esta situación nos encontramos a lo largo y ancho de este país. Estos paisajes tan marcados por una pobreza y una economía que obliga al campesino de esa zona a caminar horas de horas con el afán de intercambiar sus necesidades con el único propósito de subsistir, sin reconocer ellos mismo el gran potencial que tienen, ya que son herederos si no de sangre si de territorio y de alguna costumbres de la gente autóctona de este país, de una riqueza milenaria que tuvieron el ímpetu de desarrollar mecanismo para trabajar la agreste geografía, de elaborar ellos mismo captaciones de agua y tanques en las alturas de los cerros para abastecerse de agua en los días secos, como se puede apreciar a unos kilómetros más arriba del caserío de Santa Ana.

Este es un problema socio político de estructura del país, en el cual se sigue reflejando el afán de una clase dominante dejar en la misma decadencia a otra cultura atrayéndola y matándola de a pocos y separándola de la otra clase que al igual que aquella sigue de oprimida y pisoteada por las clases burguesas que siguen ganando en la lucha de clases pese a que son la minoría del país… (Continuará)

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